Desde el momento en que se conoció la dimisión de Manglano el ministro de Defensa, encargado de nombrar al director general del CESID, comenzó a buscar un sustituto idóneo y con experiencia que pudiera ocupar el cargo. Desde entonces, se han barajado al menos media docena de nombres de entre los cuales los dos generales citados son los que cuentan con más posibilidades de acceder al cargo.

El general Gonzalo Rodríguez e Austria, jefe de la división de Operaciones del Cuartel General del Ejército, es un militar de prestigio, número uno de la promoción del Rey Juan Carlos, de quién es amigo personal y cuenta, además, con la confianza del ministro de Defensa, Julián García Vargas, y del presidente del Gobierno.

Rodríguez de Austria tiene en común con Manglano el ser un hombre de confianza del Rey y, a la vez, del presidente del Gobierno y tiene acreditada una "irreprochable trayectoria democrática" que es imprescidibl para ocupar el cargo de director del CESID que cuenta con un división especialmente dedicada a impedir procesos de involución en España.

La mayor dificultad que entraña su nombramiento radica en que la cúpula del Ejército de Tierra prefiere que el general Rodríguez de Austria sea el próximo Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), posibilidad a la que tendría que renunciar si aceptara el cargo de director general del CESID.

Por su parte, el general Juan Ortuño que es en la actualidad jefe de Plnes y Organización del Cuartel General del Ejército, tiene a su favor el hecho de haber trabajado en el CESID durante varios años. Alli ocupó hace años la jefatura de la Agrupación Operativa, cargo que posteriormente desempeñó el coronel Juan Alberto Perote, hoy procesado por filtrar las escuchas realizadas por los servicios de información.

MANGLANO SIGUE EN SU DESPACHO

Desde que Felipe González aceptó la dimisión de Manglano, éste ha seguido acudiendo diariamente a su despacho de la sede del CESID esde donde está dirigiendo la investigación interna para esclarecer el origen de las escuchas ilegales realizadas a políticos, empresarios y periodistas y la posterior sustracción de las grabaciones.

Fuentes del Ejecutivo confirmaron a esta agencia que el nombramiento del sucesor del director del CESID se producirá en una de las próximos Consejos de Ministros.

El relevo de Manglano implicará un período de adaptación para su sucesor con el que colaborará durante un período de tiempo "prudente" par ponerle al día sobre el funcionamiento y las actuaciones en marcha del servicio.

El Ministerio de Defensa ha estado barajando además otros nombres. Vargas considera urgente la designación de un nuevo director del Centro Superior de Información de la Defensa, pero no quiere adoptar un nombramiento precipitado por lo que está manteniendo intensos contactos con miembros de las Fuezas Armadas, del Ejecutivo y con el propio Manglano.

Tras un primer debate sobre la idoneidad de nombrar a un civil comoresponsable de los servicios de información españoles, el ministro de Defensa ha optado por elegir entre militares de amplia experiencia.

El nombre del general del Ejército de Tierra, Javier Calderón, que pasó a la reserva en el mes de febrero y que trabajó para los servicios secretos entre 1971 y 1983, ha quedado descartado a pesar de ser la persona que aparecía con más posibilidades de asumir ese cargo.

También quedaron descartados en días pasados el general de brigada José Antonio Blanco Romer, destinado en la subdirección general de Estudios y Planes y el actual director general de Política de Defensa, general de división Victor Suances, que cuenta con una amplia experiencia en relaciones internacionales.

Según las fuentes consultadas por esta agencia, el nombre del sustituto de Manglano no está siendo consensuado con el PP cuyos responsables han eludido la discusión sobre este punto por entender que debe ser el Gobierno el que tome esta decisión.

El nuevo director del CESID tendrá qe afrontar la reestructuración de los servicios secretos para recuperar cuanto antes su operatividad así como la puesta en marcha de un estatuto de personal para el centro que impida en el futuro la sustracción de documentos.