Según informó el diario "The Independent", ue concretamente la Oficina de Estadísticas de la UE, Eurostat, la que se confundió sobre la verdadera naturaleza del vestido nacional escocés, cuando realizaba una de las encuestas con las que recaba información a los 15 países de Unión para determinar la marcha de la economía.

En los formularios remitidos a los fabricantes de faldas escocesas, Eurostat no permitió que registrasen estas prendas como masculinas y ordenó que sus ventas se consignasen en el espacio dedicado a las faldas de mujer.

Ecocia dijo no. Pese a que negar la información estadística requerida por Eurostat está castigado hasta con 1.000 libras de multa, el principal fabricante de faldas escocesas, Patrick McGroarty, se negó a cooperar mientras no se rectificase el formulario.

La indignación de los escoceses quedó igualmente plasmada en las primeras páginas de algunos periódicos, las declaraciones de políticos y las protestas de personalidades escocesas de relieve mundial, como el actor Sean Connery.

Las aguas volviero finalmente a su cauce el pasado lunes, tras las conversaciones mantenidas por Eurostat con responsables del Gobierno autónomo escocés y de la Oficina Nacional de Estadísticas del Reino Unido.

Después de pensárselo dos veces, Eurostat, un refugio de virtuosos de la estadística en donde no parece haber ni una sola persona que haya visto a Mel Gibson en la oscarizada "Braveheart", ha accedido a no clasificar la falda escocesa como prenda de vestir femenina.