El zulo, que fue hallado en el término municipal de Hernani en las proximidades de una carretera que une éste con la localidad de Goizueta (Navarra), se componía de dos bidones de material plástico y se encontraban enterrados. En su interior fueron encontrados explosivos y diverso material electrónico.

Las mismas fuentes detallaron el material hallado, que estaba compuestopor 73 bolsas negras con un kilo de amosal en cada una y dos paquetes de goma-2 de un kilo cada uno.

Asimismo, se incautaron de dos detonadores eléctricos y pirotécnicos, un scanner para interceptar las comunicaciones policiales, dos granadas anticarro tipo Meca con sus correspondientes iniciadores caseros e instruciones para la composición de artefactos con el material explosivo citado.

La entrega depositada en este zulo se completaba con los artefactos electrónicos que componen normalmente el sstema de conducción de los llamados vehículos kamikaze. Esta técnica consiste en aplicar al volante y acelerador de un vehículos unos sistemas de activación por control remoto que permiten guiar un automovil previamente cargado de explosivos para su objetivo.

Las investigaciones de la Ertzaintza determinaron que el material hallado puede tener casi un año de antigüedad.

La Consejería de Interior aseguró, mediante un comunicado, que ETA utiliza para la fabricación de un vehículo de estas caracteríticas un emisor de radioaficionado y dos receptores con sus accesorios los que activan los mandos del coche.

Al parecer, el material estaba destinado, según fuentes de Interior, al comando que opera en la zona pero no pudo recogerlo al desmantelarse, tras la operación de Bidart y las detenciones posteriores, la mayor parte de la infraestructura de ETA.

El material hallado formaría parte de una entrega que debía recoger un comando que tenía su base en la zona y apoyaba las actuaciones de los grupo itinerantes que protagonizaron diversos atentados a principios de 1992.

Según las fuentes citadas, la permanencia de este material, plenamente operativo, en la zona tiene su explicación en el daño ocasionado a la infraestructura de ETA en el 92 tras lo cual correos e informadores quedaron desconectados de los comandos operativos mientras que los miembros de estos iban siendo también detenidos.

La Policía Autónoma investiga la relación del miembro de ETA, Kepa Pikabea, con el comando que actualmete opera en la zona y si conocía la ubicación del zulo y podía aprovechar los materiales que contenía.