La Policía autonómica informó de que, de acuerdo con las primeras pesquisas, la explosión, que no produjo heridos, "pudo deberse a la reacción inestable de una muestra de explosivo que los agentes transportaban en el automóvil".

Según la Ertzaintza, el vehículo, que los agentes habían dejado en un aparcamiento, pudo sufrir una deflagración provocada por "una muestra de pólvora deteriorada" que se extendió a otras "dos muestras" de explosivo.

Estas dos últimas muestras estaban compuestas "por unos pocos gramos de diferentes tipos de sustancias explosivas, de las que son utilizadas de forma habitual por ETA y por los grupos dedicados a la violencia callejera".

La Ertzaintza añade que "la utilización de estas muestras es habitual en todos los cuerpos policiales con competencias en la localización y desactivación de explosivos y se considera imprescindible para que los perros adiestrados puedan realizar el rastreo de los mismos".

La Policía vasca añadió que sus agentes de la Unidad de Caninos "tienen todos ellos la titulación y los conocimientos necesarios para la manipulación y el transporte de estas pequeñas cantidades de explosivos".

Por otra parte, se informó de que "continúa la elaboración de las diligencias por parte de los investigadores de la Ertzaintza, así como el expediente disciplinario interno, que se centra en analizar la presencia del vehículo en un estacionamiento público".