Con 6.432.000 espectadores, el programa superó su propio record de audiencia, que obtuvo el 19 de abril de 2007 con el presidente del PP, Mariano Rajoy, y suma unos 600.000 más que los concentrados ante el televisor para ver a Rodríguez Zapatero cuando se estrenó el formato.

Asesores del presidente consultados por Servimedia coinciden en señalar que salió airoso de un formato que puede resultar una trampa en toda regla para un dirigente político, y más para el presidente del Gobierno en las actuales circunstancias.

Destacan la valentía del presidente al "dar la cara" y no en un formato más cómodo para él, como una entrevista al uso, sino ante ciudadanos que, además de preguntarle, le exponen circunstancias personales a las que puede ser muy complicado responder.

Como ejemplo más evidente, recuerdan los ciudadanos que le reclamaron respuestas ante una crisis que les ha dejado en paro o con temor a perder sus empleos, o que ha dado al traste con un proyecto empresarial emprendido cuando sólo se hablaba de "desaceleración".

Apenas señalan dos momentos que pudieron ser algo incómodos para el presidente, cuando un joven le preguntó con vehemencia por la venta de armas y si armamento español podía haber contribuido a la muerte de civiles palestinos por la operación de Israel en Gaza.

Dicen desde el entorno del presidente que su objetivo fundamental era no entrar en una discusión con quien le preguntaba, como trató de lograr también al responder a quien le reclamó un lacisimo más militante frente a la Conferencia Episcopal.

A pesar de todo, creen que el presidente no se dejó sorprender en ningún momento y que una vez que se hizo con el plató y con la atmósfera, tomó las riendas y respondió con seguridad y cercanía todas las cuestiones que le formularon.

Valoran sobre todo que el presidente mantuvo un buen equilibrio entre preservar su papel como jefe del Ejecutivo y máximo responsable de la gestión pública, y demostrar cercanía a los ciudadanos.

Creen, en este sentido, que el alto nivel de audiencia demuestra, en primer lugar, que los ciudadanos se interesan por la cosa pública, y que ante los problemas buscan respuestas en sus mandatarios.

Al mismo tiempo, creen que esa audiencia demuestra que el presidente "enganchó" a los ciudadanos con un mensaje que les resultaba comprensible y cercano, y que sus respuestas llegaron por tanto a un amplio sector de la población.