El corazón, el hígado y los pulmones de Antonio Ricondo, de 27 años, fueron implantados anoche a varios enfermos ingresados en el centro sanitario. Fuentes hospitalarias informaron hoy que las operaciones fueron posibles porque al joven, que estaba en estado de coma irreversible, le fue retirada la medicación seis horas antes de su fallecimiento.

En el Hospital de Valdecilla permanecen ingresadas otras cuatro personas eridas por la explosión del coche-bomba. La más grave es el policía Benito Saez Corral, de 50 años, que está en estado de coma.

Al funeral de Antonio Ricondo, que se celebró esta tarde en la iglesia de Santa Lucía, asistieron el presidente de la comunidad autónoma, Juan Hormaechea; el alcalde de Santander, Manuel Huerta; el delegado del Gobierno en Cantabria, Antonio Pallarés, y diversas autoridades civiles y militares.

RECLAMACION DE AYUDAS

La Delegación del Gobierno en Cantabria informó hoy qe 150 personas han presentado reclamaciones en la Oficina de Ayuda a las Víctimas del Atentado, abierta en la comisaría del barrio de La Albericia, escenario de la acción terrorista.

Un total de 115 reclamaciones pertenecen a particulares que sufrieron daños en sus viviendas, mientras que las 38 restantes corresponden a locales comerciales que, pese a estar ya abiertos al público, sufrieron diversos desperfectos.

Aunque por ahora no están cuantificados los daños materiales, la delegación ha contrtado a una empresa de construcción para rehabilitar los edificios siniestrados. Los vecinos reclaman ahora información sobre si la Administración correrá con los gastos de los enseres destruidos.

Quince personas permanecen alojadas en varios hoteles de la capital, a la espera de que sus pisos sean arreglados. La cuenta de sus gastos la pagará el Ayuntamiento de Santander.