El máximo responsable de Enresa aseguró en la Comisión de Industria de l Cámara Baja que la "escasa" actividad en el tratatamiento de residuos radiactivos que aún tiene la empresa ha permitido acumular en los últimos siete años una liquidez de 105.000 millones, que se están invertidos en diversos activos como deuda pública y renta fija, entre otros.

Esta liquidez, según Kindelán, se ha logrado mediante las inversiones realizadas por Enresa desde su creación, en 1984, con las aportaciones del 1,2 por cien de la tarifa de la luz, y que han supuesto unos ingresos de 80.000 mllones, aproximadamente.

Explicó que la escasa actividad en el tratamiento y almacenado de residuos, originada por la limitada generación eléctrica de origen nuclear, también ha determinado un reducido nivel de gastos, unos 20.000 millones en todo el periodo, dedicados en su mayor parte a acondicionar los cementarios nucleares de El Cabril (Córdoba) y Andújar (Jaén).

En el primero de los casos, añadió, se están realizando obras para ampliar la capacidad de las instalaciones, con un presupuesto de9.000 millones de pesetas de los que ya se han gastado unos 6.000, mientras que en el segundo existe un proyecto de almacenaje que costará, inicialmente, unos 3.500 millones.

Kindelán aseguró que ninguna de las ampliaciones que están realizando ahora plantearán problemas para su uso cuando está previsto, a partir del 2.005.

En el mismo año, agregó, Enresa dejará de ingresar mediante la tarifa más dinero del que gasta, como hace ahora, pero dudó que haga falta revisar en esa fecha el precio de la uz para atender a los almacenamientos de residuos radiactivos, ya que la liquidez financiera de la empresa rondará por esas fechas los 300.000 millones de pesetas.

El presidente de Enresa explicó que la labor actual de la empresa está centrada en el cumplimiento de los objetivos fijados por el Plan Nacional de Residuos, que caducará en el año 2.050.

Para esa fecha deberán estar terminadas las ampliaciones de cementerios, ahora en marcha, tanto para residuos de baja como de alta actividad, así com el aumento de la capacidad de algunas piscinas ubicadas en las propias centrales para desechos de alta radiactividad.

Los residuos de las centrales se guardan actualmente bajo el agua en los recintos de las propias nucleares. Esas piscinas no plantearán problemas en la mayoría de las instalaciones que hoy funcionan, a excepción de Almaráz, Ascó y Trillo.

En las dos primeras, está en marcha un proyecto para condensar los módulos de uranio desechado por sus propios reactores, y así prolongar la caacidad de almacenado para otros 20 años más. Sin embargo, la saturación prevista para Trillo es mayor, y por ello está en estudio un programa de almacenado subterráneo en seco.