Gracias a una serie de filtros luminosos, que permiten distinguir entre las ondas espaciales de alta y baja fecuencia reflejadas en la pintura, la doctora Livingstone ha podido comprobar que cuando se analizan las bajas frecuencias del cuadro la sonrisa es más pronunciada, mientras que las altas frecuencias revelan un gesto casi inexistente.

Si se mira la pintura en su conjunto, la percepción de la boca de la "Mona Lisa" está dominada por las ondas de baja frecuencia, con lo que la sonrisa aparece mucho más encantadora que si se mira directame a su rostro, según Livingstone. Esta podría ser la causa de que, esde que Leonardo da Vinci firmó la obra en 1502, los amantes del arte hayan sido cautivados por la esquiva sonrisa de la dama.