Los hechos se iniciaron poco después de las 11 horas cuando la policía local impidió el paso a un vehículo patrulla de la policía nacional que se dirigía hacia Jefatura, situada en un edificio comprendido dentro del perímetro restringido al tráfico rodado con motivo del Plan de Movilidad recientemente puesto en marcha por la delegación municipal de tráfico.

Al parecer, la policía local no consideró como de servicio público el coche de sus colegas, que no tenían otra vía para dirigire a su destino en la sede de la Jefatura Superior de Policía.

Ante la actitud de los agentes de la policía local, el enfrentamiento surgió de inmediato, llegándose incluso a la petición de refuerzos por ambas partes para proceder a la detención mutua de sus colegas.

La Plaza de la Universidad se convirtió en un hervidero de coches policiales, motos de patrulla y de policías en actitud de enfrentamiento casi físico que fue calificado por algunos profesores y alumnos de la Facultad de Derecho, a cuas puertas se desarrollaron los hechos, de "bochornoso espectáculo".

El diputado del PP y Catedrático de Filosofía del Derecho, Andrés Ollero, fue testigo presencial de los hechos y anunció que pedirá una explicación del Gobierno Civil y del propio Ayuntamiento.

Ollero dijo a Servimedia que "el espectáculo ha sido tan lamentable, que cualquiera de las dos partes que llevara la razón la ha perdido con esa actitud".

El concejal delegado de Policía Municipal, Lorenzo Capellán, declinó pronunciase sobre el incidente, aunque el Jefe de la Policía Local, Antonio Bezares, aseguró a esta agencia una que el incidente "es fruto del Plan de Movilidad, que se trata de un fallo sin importancia y que se produce porque todos somos humanos".

Bezares negó que se llegara a las manos entre los policías, como aseguraron testigos presenciales y señaló que no se va a abrir ningún tipo de investigación, ya que en una conversación con el jefe superior de Policía dió por zanjado el asunto.

La policía local e Granada fue también actualidad, hace una semana, al descubrirse que algunos de sus agentes se valían de tal condición para evitar cualquier sanción de tráfico, por parte de sus compañeros, al identificar con una pegatina de una asociacición cultural el vehículo infractor.