"La idea surgió en uno de mis viajes a Lourdes. Me tocó ocuparme de un vagón de afectados por el VIH y lo tuve claro. A partir de ese momento, hice voluntariado con las ONG Teresa de Calcuta y Cruz Roja para tomar conciencia de lo que podía ser montar un centro por mi cuenta", explicó Gloria.

Las personas que conviven en el piso vienen de hospitales, de la calle o de centros de trabajo social y muchos son enfermos terminales. "No tienen familia ni hogar. Ahora mismo viven diez personas con edades comprendidas entre los 18 y los 44 años. Desde aquí tratamos de luchar también contra las drogas", comentó la fundadora del piso de acogida.

Gloria Iglesias, que tiene actualmente lista de espera para su piso, confesó que le ha resultado muy difícil ponerlo en marcha y que la iniciativa surgió hace seis años.

"No fue fácil. Además del rechazo de mucha gente por tenernos como vecinos, existen numerosas normas de obligado cumplimiento para montar una casa de acogida", explicó a "Quince días", la revista social de Obra Social Caja Madrid.

La Asociación "Proyecto Gloria" vive fundamentalmente de donaciones privadas, y actualmente consigue trabajo para las personas del piso que se van rehabilitando y recuperando.