Según informó la agencia este martes, el estudio destaca que las empresas familiares obtienen, en promedio, una calificación crediticia de ‘B+’, frente al ‘B’ conseguido por las no familiares y, por tanto, su probabilidad de impago es 85 puntos básicos menor.

En cuanto a su distribución por escalón de calificación, el estudio resalta que el 77% de las empresas familiares obtienen calificaciones comprendidas entre ‘B’ y ‘BBB’, en contraste con el 67% de las empresas no familiares que se sitúan en ese rango.

Además, la agencia de calificación resaltó que se observa un “incremento significativo” en el porcentaje de empresas que alcanzan la calificación ‘BB’, siendo casi el 44% en el caso de empresas familiares, en comparación con menos del 35% para las no familiares.

De acuerdo con las opiniones de los analistas de Inbonis, las empresas familiares cuentan con un accionariado con experiencia y vocación de continuidad y sus equipos directivos están muy comprometidos, incluso económicamente, y tienen amplios conocimientos sobre la empresa y su sector.

Asimismo, el análisis de las calificaciones del estudio apuntó que las empresas familiares poseen un perfil crediticio más sólido del que le atribuyen los ‘scorings’ puramente financieros, siendo la probabilidad de incumplimiento a doce meses para las empresas familiares calificadas del 2,2% (B+), mientras que los ‘scorings’ puramente financieros asignan una probabilidad de impago de 2,9% (equivalente a B).

Según remarcó Inbonis Rating, la mejora que aportan los aspectos cualitativos al análisis de riesgos reduce la probabilidad de impago percibida por los financiadores en 30 puntos básicos, por lo que cada empresa familiar podría ahorrar de media 3.000 euros al año por cada millón de deuda.