Así se explica que el valor de las exportaciones de noviembre de 1992 aumentara un 0,3 por ciento respecto al mismo mes de 1991, mientras que el volumen vendido disminuía un 18,7 por ciento, señala el informe.

"Con la devaluación, los exportadores han aumentado el precio, en pesetas, de sus productos y no la cantidad, en volumen, de los mismos", precisamente lo contrari de lo recomendado por el Gobierno para que la devaluación contribuyese a ganar cuota de mercado exterior.

Por otra parte, el boletín de la Secretaría de Estado de Comercio señala que la devaluación tendrá un impacto menor del esperado, debido a que el 45 por ciento de las exportaciones se cobran en pesetas.

Eso supone que la devaluación de la moneda no supone ninguna ventaja para casi la mitad de las ventas de productos españoles fuera de nuestras fronteras.

También se pagan en pesetas el 2,71 por cien de las importaciones, con lo que la cuarta parte de las compras del exterior (y un porcentaje mayor si se excluyen las adquisiciones de crudo) tampoco verán alterado su precio.

La principal moneda extranjera en las compras de España al extranjero es el dólar, moneda en la que se importa el 15,49 por ciento del total, seguida del marco alemán (12,81) y el franco francés (10,38).

EFECTOS POSITIVOS

En todo caso, los expertos de la Secretaría de Estado de Comercio confían en que, a medo plazo, las dos devaluaciones sucesivas de la peseta "si que incidirán -y de forma positiva- en la balanza comercial".

Sin embargo, para ello será necesario que los empresarios no aprovechen la devaluación "para aumentar los precios finales en pesetas", precisamente lo que, según los datos del comercio exterior, hicieron tras la primera depreciación de setiembre.

Sólo así "conseguirán precios más competitivos en moneda extranjera, aumentando consiguientemente el volumen de sus ventas al exterior, si bien este efecto resultará menoscabado en parte por la recesión internacional.

En opinión de la Administración, los exportadores tendrían que canalizar los mejores resultados que obtengan con sus ventas a la realización de inversiones que les hagan más competitivas.

También considera necesario que los sindicatos no reclamen aumentos de salarios reales por encima de la productividad, so pena de perder con el incremento de costes así generado las ventajas de la devaluación.