LOS EMPLEADOS DE LA FUNERARIA REVELAN QUE LOS FÉRETROS QUE LES DABAN YA VENÍAN IDENTIFICADOS
- A pesar de que 30 cadáveres seguían sin identificar
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Manuel Mejía, uno de los empleados de la funeraria de Zaragoza que el Ministerio de Defensa contrató para la repatriación de los cadáveres de las víctimas del Yak-42, reveló hoy que los féretros que les dieron en Turquía para trasladar en ellos a los fallecidos ya venían identificados.
Mejía, en su declaración como testigo en el juicio que la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional está celebrando por el error en la identificación de 30 de las 62 víctimas del Yak-42, indicó que su trabajo en el lugar del accidente, en Trebisonda (Turquía), se limitó a sellar los féretros que ya contenían los restos mortales y a fijar sobre ellos las placas metálicas identificativas.
Preguntado sobre cómo sabía qué nombre poner en cada féretro, el testigo relató que los militares les entregaban los féretros con los cadáveres dentro y con una nota "pegada con cinta adhesiva" en la que venía el nombre de cada fallecido.
El equipo de la funeraria del que él formaba parte se limitaba a sellar los ataúdes y colocar la placa metálica con el nombre y apellido que constaba en la notas de papel que venía previamente sobre los féretros.
Mejía no supo decir quién fue la persona que puso esas notas de papel identificativas sobre los féretros. "No sé quien puso los papeles en los féretros, si fueron los militares turcos o los españoles, le mentiría si le dijera quien los puso", dijo.
Lo mismo declaró su compañero Carlos Andrade, otro de los empleados de la funeraria que viajó a Zaragoza, y que aseguró que su única labor fue sellar los féretros y colocar sobre ellos las placas metálicas con la identificación "en función del nombre que venía ya con cintas adhesivas". Este trabajador tampoco supo decir quién colocó las notas con los nombres sobre los ataudes.
El fiscal encargado del juicio, Fernando Burgos, pide cinco años de prisión para el general Vicente Navarro y cuatro años y medio para el comandante médico José Ramírez y el capitán médico Miguel Sáez, al acusarles de un delito continuado de falsedad en documento oficial.
Los tres militares están acusados de este delito por haber faltado a la verdad cuando atribuyeron una filiación que no era la suya a 30 de las 62 víctimas del Yak-42, el avión que se estrelló en Trebisonda (Turquía) el 26 de mayo de 2003.
(SERVIMEDIA)
31 Mar 2009
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