Ese fue el mensaje esencial de su discurso en la inauguración del Primer Encuentro Iberoamericano, "Retos y oportunidades en un año de cambios", organizado por la Secretaría General Iberoamericana y el Real Instituto Elcano en la ciudad financiera del Grupo Santander.

Botín aseguró que Iberoamérica "importa mucho" al Grupo Santander, como muestra el hecho de que el 35% de sus beneficios procedan de allí, donde trabajan también la mitad de sus empleados.

"El presente y el futuro de nuestro grupo pasan por Iberoamérica", proclamó, porque si no hubiera sido por esa apuesta el Santander no sería el primer grupo financiero de la zona euro y el décimo del mundo.

Botín proclamó que Iberoamérica ha generado "muy buenas noticias" en 2006, como un crecimiento económico sostenido superior al 4%, una inflación en "mínimos históricos", y procesos electorales que han confirmado la consolidación de las democracias y la alternancia política.

La intensa agenda electoral en los últimos meses en Iberoamérica, dijo Botín, apenas ha tenido impacto en los mercados, y el ciclo económico "se ha desvinculado por completo" del político.

Botín se felicitó por el avance de las democracias y celebró que los gobiernos estén comprometidos con la estabilidad, el saneamiento de las cuentas y la transparencia. Su Grupo, aseguró, seguirá implicado en la "bancanización" de la región.

Por todo ello, proclamó que ha llegado el momento "de plantearse nuevos retos", como un crecimiento económico del 6%, similar al de países emergentes de Asia, la superación del nivel de inversión extranjera y la reducción de la pobreza.

Para ello, abogó por aplicar "políticas regidas por la ley de la triple E", es decir, estabilidad social y económica, eficiencia y productividad de las empresas, y equidad y apuesta por la inclusión social.

Botín se declaró convencido de que Iberoamérica está preparada para afrontar nuevos desafíos, y aseguró que las empresas españolas que operan allí "contribuiremos a ello".