Durante su participación en un encuentro informativo organizado por Diálogo Europeo, el diplomático señaló que aun se viven "días difíciles" en su país tras la ofensiva emprendida por Rusia el pasado mes de agosto.

Pololikashvili reconoció que, desde 1992, un año después de la independencia de Georgia de la antigua URSS, "no tenemos control" sobre las regiones de Osetia y Absajia. Esta situación, subrayó, se intenta solucionarla desde hace años por la "vía diplomática".

En 2005 se ofreció a las dos regiones una "autonomía lo más amplia posible" pero, dijo, "todas las iniciativas fueron rechazadas por los separatistas de sentimiento ruso". "No habrá un georgiano que acepte la separación porque será la desintegración territorial de Georgia", advirtió.

Desde su independencia en 1991, Georgia ha "intentado" convertirse en un "país plenamente europeo", pero los "progresos quedaron ensombrecidos por conflictos internos".

El estallido de agosto se produjo tras las "provocaciones" de Rusia y la "manipulación" orquestada por el ahora primer ministro Vladimir Putin ya desde su anterior cargo de presidente ruso, agregó el embajador.

El "objetivo" de Rusia es, a su juicio, "levantar un nuevo mapa de Europa" y "restaurar su imperio y control de recursos", con una estrategia que lleva en marcha "desde hace 8 años". Georgia es "víctima del plan de Putin para derrotar al gobierno democrático" y hacer de los georgianos "un país satélite" de la órbita soviética.

Por último, el embajador georgiano señaló que la "amistad con Rusia es difícil" y que "es imposible cooperar", aunque sería lo lógico entre dos países vecinos.