Según Setién, "las diversas versiones de los hechos ofrecidas en los medios crean también una inevitable confusión sobre la realidad de los sucedido y las poibles valoraciones acerca de ello".

No obstante, el obispo donostiarra afirma que "el hecho es de una enorme gravedad en si mismo y en relación con la legitimidad de los medios que un Estado de Derecho ha de utilizar en la persecución de los delitos que atentan especialmente contra el orden público y la seguridad del mismo Estado".

A su juicio, "está en juego la veracidad de las afirmaciones en favor de la primacia de la ley propia del Estado de Derecho. Sería de lamentar que tras hechos de esta aturaleza se ocultase una tendencia regresiva a formas de actuación propias de un régimen que la sociedad quiera ver definitivamente superado".

"Ante esta realidad", afirma Setién, "quiero reafirmar mi explícita condena de la tortura como medio para perseguir los delitos y hacer justicia sobre quienes los cometieron. Es necesario además que hechos de esta naturaleza sean clarificados en todas sus circunstancias en orden a dejar claras las responsabilidades pertinentes".

Finalmente, el obispo de Sn Sebastián pide el esclarecimiento de los hechos para depurar responsabilidades y recuerda que ha de ser compatible la seguridad de los detenidos tras la comisión de los delitos con la obligación del Estado de evitar la comisión de los mismos.