Cabellos hizo estas manifestaciones en la presentación del informe "Consumo y necesidades energéticas en las pymes ibéricas", elaborado por DMR Consulting en colaboración con el Club Español de la Energía (Enerclub).

Según datos de Unesa, entre 1996 y 2004 la demanda eléctrica ha crecido a un ritmo anual del 6%, al tiempo que las tarifas han bajado en términos reales (contando la inflación) un 36%.

Sin embargo, mientras que la demanda de los particulares domésticos ha aumentado a una media del 6,6% anual en el periodo, la hostelería lo ha hecho al 8%; la industria, caucho y plásticos al 8,3%; el comercio y los servicios al 8,1%, y las administraciones públicas al 8,4%.

Cabellos recordó que las tarifas progresivas (aquellas que penalizan el exceso de consumo) ya se intentaron implantar en la década de los 80 "y no funcionó. Vamos a ver un fiasco".

El director general adjunto de Unesa añadió que en una sociedad desarrollada y rica como la española, donde el aire acondicionado está masivamente implantado, el único usuario doméstico que puede reaccionar a una subida de precios de la electricidad es "sólo el de bajo nivel adquisitivo", ya que los demás no prescindirán de la climatización aunque suban mucho las tarifas.

Unesa reiteró que las actuales tarifas eléctricas deberían ser más altas a juzgar por la situación de la oferta y la demanda, lo que convierte a las tarifas en un "enemigo importantísimo" para el mercado liberalizado, que no puede competir con unos precios regulados tan bajos.

Cabellos afirmó que hay que explicar "con pedagogía, no demagogia", que la energía eléctrica es un recurso caro. "Si se nos consultara", dijo, la tarifa que propondría Unesa es la "tarifa aditiva", aquella que suma los costes de la generación, el transporte y la distribución.