El pesimismo empezó a tornarse en honda preocupación cuando dos horas después de cerrarse los colegios, el 60 por ciento de los votos escrutados arrojaba 20 escaños para Izquierda Unida, ólo dos más de los obtenidos en las pasadas generales.

El desconcierto "in crescendo" ante la caída en picado de votos fue la nota dominante en las caras de los escasos 300 invitados -ningún famoso relevante entre ellos- que acudieron al hotel Mindanao de Madrid.

Los malos augurios fueron alimentados en gran medida por la negativa de la mayoría de los dirigentes de la coalición a comparecer ante los periodistas durante varias horas, desde que pocos minutos después de las ocho de la tarde lo hizo l jefe de campaña, Félix Martínez de la Cruz, para decir que los objetivos marcados para estas elecciones se habían logrado y para calificar de "moderado" el avance obtenido.

Sólo el portavoz del sector renovador, Juan Berga, rompió desde el principio el mutismo "oficial" y se acercó a cada corrillo de informadores para valorar entre susurros como "muy insuficiente" y negativo el resultado logrado.

Ante la ausencia de cava, los invitados y los periodistas inoperantes hasta la comparecencia de Julo Anguita tuvieron que contentarse con las ya habituales cortezas y patatas fritas de cada noche electoral de IU, y a seguir la noche electoral por las pantallas gigantes y el sistema informático Internet habilitado en el recinto.

Al final de la noche, algunos veteranos asistentes comunistas optaron por la ironía lanzando entre sonrisas comentarios como los de "Felipe nos entierra a todos" o "Habría que ir pensando en dejar para un poco más tarde lo del 'sorpasso' (teoría del adelantamiento electoral l PSOE lanzada por Julio Anguita).