El respiro de alivio entre los simpatizantes del PSOE se produjo a partir de las once de la noche, cuando el ministrode Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, anunció desde el centro de datos que la diferencia entre los socialistas y el PP no excedía los cuatro puntos.

Minutos después de las once y media, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Felipe González, hizo acto de presencia en la sede federal del partido.

Acompañado por el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra; el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana; el ministro de Economía, Pedro Solbes, y el secretario de Organizaión socialista, Ciprià Ciscar, González salvó la distancia entre la entrada y el salón donde se celebraba el festejo electoral con semblante reflexivo.

Al descender por la escalinata y ver el gran número de personas que a esa hora había en la sede y esperaban su intervención, González hizo un gesto de sorpresa y satisfacción, irguió su cuerpo y se dispuso a enviar un mensaje de optimismo para las próximas elecciones generales. El público, mientras tanto, gritaba "¡Presidente, presidente!".

Entre os asistentes se encontraban un buen número de cargos medios de la Administración socialista y la casi totalidad de los gabinetes de Presidencia y Vicepresidencia. Desde una esquina del escenario, Carmen Romero observó sonriente la intervención de González, que fue interrumpida en varias ocasiones por los aplausos.

A su salida se sucedieron los besos y los apretones de mano de los simpatizantes socialistas y los empujones de los profesionales de los medios de información que trataban de captar la imagn del presidente.