Ordóñez señaló que la posición unánime del resto de miembros de la Ejecutiva ugetista ha sido la de recomendarles que "reflexionen seriamente sobre la oportunidad de abandonar los cargos que ocupan, ya que han sido ellos los que voluntariamente han decidido romper la cohesión interna en el máximo órgano de gobierno e UGT".

Las críticas a la gestión de Méndez realizadas por el secretario de Acción Sindical, José Luis Daza; el de Acción Social, Gustavo Gardey, y la vocal de la Ejecutiva Dionisia Muñoz "han roto la cohesión interna que es obligada en la toma de decisiones de la Ejecutiva y ha levantado la falta de confianza entre sus miembros".

Se trata de un hecho muy grave, añadió, que ocurre por primera vez en la historia de la UGT, por lo que todos los dirigentes del sindicato así lo han hecho constar en ss intervenciones durante la reunión de la Ejecutiva, al tiempo que han coincidido en hacer ver a los disidentes la necesidad de que reflexionen profundamente sobre la conveniencia de dimitir.

Ordóñez se mostró cauto respecto a las posibilidades de actuar contra los tres dirigentes críticos en caso de que decidan seguir en sus secretarías, pero precisó que cualquier intención de cese habría de pasar por el Comité Confederal, que es el máximo órgano de gobierno del sindicato.

La disidencia surgió ls pasados días 19 y 20 de diciembre, cuando estos tres dirigentes votaron en contra de una resolución que ya había sido aprobado en Ejecutiva y que hacía referencia al incumplimiento de los estatutos por parte de la federación de funcionarios. Gardey también intentó vetar la constitución de una fundación unitaria de CCOO con UGT.