Todas las centrales deberán haber finalizado ese mes la revisión de us sistemas informáticos para evitar los problemas que podría provocar en estas instalaciones el "efecto 2000", según declaró hoy a Servimedia Rafael Cid, responsable del Departamento de Instrumentación y Control de Sistemas Eléctricos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

El CSN pidió en mayo de 1998 a todas las centrales operativas y a los responsables del desmantelamiento de Vandellós I que hicieran una revisión de los sistemas y aplicaciones a los que podría afectar el efecto 2000.

La revisón se realiza siguiendo un modelo desarrollado en Estados Unidos, ya que la mayoría de las centrales españolas utilizan tecnología de ese país. El modelo incluye un inventario de programas, ordenadores, sistemas y componentes que deben ser analizados.

Según Rafael Cid, se ha prestado especial atención a aquellos sistemas y aplicaciones que afectan a la seguridad de estas instalaciones y a la producción de energía.

Sin embargo, los sistemas relacionados con la seguridad no son los que presentan má riesgo de verse afectados por el "efecto 2000", ya que su operatividad no se basa exclusivamente en el uso de microprocesadores.

Paradójicamente, las centrales más antiguas podrían ser más sensibles a este fenómeno, como consecuencias de la renovación de equipos acometida y la introducción de la tecnología digital en algunos componentes.

Una vez que las centrales concluyan las modificaciones necesarias para adaptarse al "efecto 2000", se someterán a un programa de pruebas para comprobar la eficaia de las medidas adoptadas.

En Estados Unidos, el coste de adaptación por central se calcula entre 1 y 3 millones de dólares (entre 155 y 470 millones de pesetas), si bien en España los costes serán previsiblemente menores al disponer de menos tecnología digital y utilizar en algunos casos personal propio para los trabajos de adaptación.