A partir de ahora, los ganaderos norteamericanos deberán mostrar documentos que prueben que su carne procede de animales no tratados con hormonas, con el fin de obtener el permiso del Servicio de Seguridad e Inspección de Alimentos de Estados Unidos, para introducir los productos en el mercado comunitario.

EEUU espera que la medida ponga fin a las amenazas europeas de prohibir todas las importaciones de carne, decisión que la Comisión pospuso para el ms de diciembre. El último conflicto se remonta al pasado mes de abril, cuando los análisis realizados por veterinarios de la UE demostraron que cerca de un 12% de la carne norteamericana, exportada como libre de hormonas, contenía residuos hormonales.

Fuentes del Ejecutivo comunitario han afirmado que es necesario realizar más análisis a los contingentes de carne estadounidense, y si pasan los controles, no habrá problemas.