El portavoz parlamentario del PP, Rodrigo Rato, consideró insuficiente la reducción de los tipos de interés en un punto y medio, y se mostró convencido de que todavía "hay un margen considerable" para recortarlos más.

Rato pidió a los españoles que se den cuenta de que "no hay mayor desatino que tener dirigentes que desconocen la realidad que les rodea", especialmente cuando la situación económica "da vértigo".

En contraste con la apreciación de Rosa Conde, el ex ministro de Economía de UCD y actal presidente de la empresa Uralita, Juan Antonio García Díez, aseguró que ha habido tres devaluaciones, en lugar de una, por la falta de valentía del Ejecutivo.

"No hay muchos casos en la historia en que en un periodo tan corto haya tres devaluaciones. Se debió ir a una decisión valiente y no pasar por el mal rato de la pérdida de reservas", indicó.

Por su parte, el presidente del Círculo de Empresarios, Carlos Espinosa de los Monteros, señaló que ha habido que "recuperar de manera traumática ygolpes el nivel de excesiva apreciación que tenía la peseta".

No obstante, consideró que "la responsabilidad no es sólo del Gobierno, sino del conjunto de la sociedad. Cuando observo los convenios que se están firmando y las reivindicaciones que se hacen desde los sindicatos, da la impresión de que aquí no nos hemos enterado de lo que está pasando".

Un criterio diferente fue manifestado por los líderes de UGT y CCOO, Nicolas Redondo y Antonio Gutiérrez, quienes señalaron que la devaluación de lapeseta y la bajada de los tipos de interés no resolverá los problemas, si no se acompañan de un cambio de política que reanime la actividad y cree empleo.

Redondo señaló que, sin ese giro a la política actual, el paro crecerá todavía más. Gutiérrez responsabilizó del paro, la inflación y la situación de la peseta a la "obcecación" del Gobierno en mantener un Plan de Convergencia "desastroso y disparatado".

En parecidos términos se expresó el coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita, ara quien "converger sólo en cifras macroeconómicas conduce al desastre".

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, manifestó que todo el mundo conocía la necesidad de una nueva devaluación de la peseta, aunque él, al igual que Solchaga, habría preferido esperar a un realineamiento global de monedas en el Sistema Monetario Europeo.

Por su parte, Rosa Conde puso en duda que cualquier otro partido se hubiese atrevido a devaluar en vísperas electorales y reiteró el convencimiento del Gobierno deque del 6 de junio saldrá un Ejecutivo del mismo signo.

La ministra señaló que "no hay nada en absoluto" en relación con los rumores sobre una hipotética dimisión del ministro de Economía, Carlos Solchaga.

BIEN PARA LA INDUSTRIA Y EL TURISMO

Los sectores industriales más potentes se felicitaron de una decisión que abaratará e incrementará las exportaciones, en tanto que las organizaciones agrarias expresaron un mayor escepticismo.

Sin embargo, incluso en el sector industrial, la devaluació supondrá un duro golpe para las eléctricas, que cifran en 95.000 millones de pesetas el coste añadido a su deuda en divisas como consecuencia de la depreciación de la peseta.

Por contra, las industrias fuertemente exportadoras, como las de bienes de equipo, aplaudieron la medida. Enrique Kaibel, presidente de la patronal de este sector, señaló que la producción de estas empresas cayó un 9 por ciento en 1992 y que la devaluación contribuirá a su recuperación a través de las ventas al exterior.

Encuanto al turismo, el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, aseguró que "le vendrá bien este verano, porque una disminución de los costes para los extranjeros en pesetas es un aumento seguro de la demanda".

Fuentes turísticas precisaron que el efecto no será tan positivo porque la mayoría de los paquetes turísticos ya están cerrados. En todo caso, el encarecimiento de los viajes al extranjero hará que más españoles veraneen en su país.

Por lo que se refiere a la repercusión en e sector agrícola, las organizaciones COAG y ASAJA subrayaron que el aumento de los precios agrícolas pagados por la CE, que será de un 4,7 por ciento según las estimaciones del Ministerio de Agricultura, se verán paliadas por el encarecimiento de los fertilizantes, el combustible y la maquinaria de importación.