Pese a todo, el Ministerio de Economía reconoce que en 1994 todavía se destruirán 83.000 puestos de trabajo, lo que se traducirá en un incremento del paro en unas 159.000 personas, sumando a quienes se incorporarán al mercado de trabajo. El resultado será que a finales de año habrá 3.584.000 parados.

Para el departamento que dirige Pedro Solbes, la moderación retributiva es esencial para generar puestos de rabajo, como pone de manifiesto que la ocupación cayera en el segundo trimestre de 1993, mucho menos que en los dos trimestre anteriores, al mismo tiempo que se frenaban las presiones salariales.

También el buen comportamiento de las exportaciones, fruto de las tres devaluaciones de la peseta, facilitará una recuperación que, en cualquier caso, será muy lenta en su inicio, dado que "la demanda interna podría mantenerse estancada hasta el segundo semestre de 1994, por efecto del citado freno en los salrios y los anunciados recortes en el gasto público".

Según Economía, para que los costes salariales que soportan las empresas sean coherentes con la recuperación a medio plazo, ni los convenios, incluidos sus posteriores deslizamientos, ni las cotizaciones sociales deberían superar el 3,5 por cien de inflación prevista.

Con estas premisas, añade el informe del Ministerio, sería posible limitar el crecimiento de los costes laborales unitarios a sólo un 1,5 por cien, "lo que permitiría la recuperacón del excedente empresarial y el mantenimiento de la competitividad frente al exterior".

A su juicio, un crecimiento salarial por encima del planteado, "además de dificultar la reducción de la inflación, volvería a incidir negativamente sobre el empleo".

El Ministerio de Economía recalca, asimismo, que la moderación en los sueldos debe verse potenciado por la reforma del mercado laboral, "con el fin de perfeccionar los mecanismos de negociación colectiva y de posibilitar un uso más eficiente y rcional, tanto desde el punto de vista económica como social, del factor trabajo por parte de las empresas".

Estas condiciones permitirían una reducción "importante" de los tipos de interés a corto plazo siguiendo la tendencia que previsiblemente se producirá en Europa.