En declaraciones a Servimedia, el director ejecutivo de Greenpeace aseguró haber sido "siempre contrario" a realizar el trasvase a Barcelona, porque "no era la solución" al problema del agua de la capital catalana.

Tras manifestar que está "satisfecho" por el anuncio del Consejo de Ministros de derogar el real decreto ley que regulaba estas obras, López de Uralde insistió en que esta decisión "debe significar una vuelta a la racionalidad en la política de aguas del Gobierno, manteniendo una política sin trasvases".

El secretario general de WWF/Adena, Juan Carlos del Olmo, coincidió con el dirigente de Greenpeace y aseguró que la política de su organización "es totalmente contraria a cualquier trasvase" entre cuencas. A su juicio, España necesita "una política más racional" en la gestión del agua y restringir el crecimiento del regadío.

Para Santiago Martín, responsable de la campaña de Agua de Ecologistas en Acción, el trasvase que iba a llevar agua a la capital catalana "era innecesario incluso cuando no había lluvias", ya que existían "otras alternativas más viables y sostenibles".

"PACTO" DE ESTADO

Los ecologistas se mostraron también "preocupados" ante el anuncio que hizo esta misma semana la ministra de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, sobre la intención del Ejecutivo de alcanzar "un gran pacto de Estado" por el agua con las comunidades autónomas, empresarios, sindicatos y la Federación Española de Municipios y Provincias.

"Se va a intentar un pacto con todas las entidades sociales, salvo con los ecologistas, que no fueron mencionados, sin cerrar la puerta a futuros trasvases", lamentó el director ejecutivo de Greenpeace.

Por su parte, el dirigente de WWF/Adena señaló que "abrir la puerta a nuevos trasvases es una barbaridad y un retroceso". Por ello, su ONG "se va a oponer a cualquier pacto que no cuente con los ecologistas y no contemple a los ríos, acuíferos y ecosistemas como los principales beneficiarios".

Ecologistas en Acción considera que "cualquier pacto sin ecologistas no es más que un apaño entre consumidores de agua". "A la ministra no le gustan los ecologistas, es algo que no puede remediar", bromeó finalmente el portavoz de esta ONG.