Esta iniciativa fue presentada este jueves en una rueda de prensa en Madrid por Blanca Ruibal, coordinadora de Amigos de la Tierra; Luis Rico, coordinador de Ecologistas en Acción; Eva Saldaña, directora de Greenpeace España; Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España, y Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife.

El documento de la campaña fue dado a conocer antes de que este domingo se celebre el Día Internacional de la Madre Tierra, designado por la ONU en 1970 y considerado el primer hito medioambiental del planeta.

“Queremos que el medio ambiente esté en el centro de todos los debates electorales”, comentó Rico, antes de destacar que la “casa común” es la Tierra, esto es, “el espacio de coexistencia, el territorio donde se convive, se trabaja, se disfruta o se sueña”.

Para combatir las “promesas vacías”, estas organizaciones reflejan ocho casos que muestran el “nulo interés y cuidado por la salud del planeta”: la unión de estaciones de esquí en el Pirineo Aragonés, la derogación inicial de Madrid Central, la contaminación del Mar Menor (Murcia), unas Tablas de Daimiel (Ciudad Real) al borde del colapso hídrico, las toxinas emitidas por la incineradora de Valdemingómez (Madrid), la regasificadora de El Musel (Asturias), la desprotección del archipiélago Chinijo (Canarias) y la implantación de renovables sin planificación ni zonificación vinculante en el territorio.

Se trata de “casos paradigmáticos de territorios diferentes vinculados a tópicos y promesas electorales que se escucharán muchas veces en esta campaña electoral”, según los ecologistas. Frente a ellos, las organizaciones presentan propuestas que servirían para revertir de forma real el cuidado de las personas y del medio ambiente y eliminar la vulnerabilidad social.

OCHO “TÓPICOS”

Así, desmontan el “tópico” de ‘yo apoyo el empleo’ con la unión de estaciones de esquí en el Pirineo aragonés, una “obra faraónica” en un lugar donde cada vez nieva menos. En su lugar, defienden el ecoturismo, la educación ambiental y planes de ayuda a trabajadores de ese sector.

Otro se refiere a ‘yo apoyo la movilidad sostenible’ ante la anulación inicial de Madrid Central como zona de bajas emisiones por parte del actual equipo de gobierno de la capital de España, ante lo cual apuestan por reducir la circulación de coches, más desplazamientos a pie y en bicicleta, un transporte público no contaminante y eficiente, un ‘billete climático’ para personas con pocos recursos y proteger los entornos escolares del ruido, los humos y el tráfico.

‘Yo apoyo el desarrollo rural’ es otro “tópico”, en relación a la contaminación del Mar Menor por vertidos procedentes de la agricultura y la ganadería industrial. Los ecologistas abogan por reducir la cabaña ganadera en intensivo en un 50% para 2030, una moratoria a las macrogranjas y la apuesta por la ganadería extensiva y de base agroecológica.

La escasez de agua en las Tablas de Daimiel está tras la promesa de ‘yo apoyo la agricultura’. Eliminar el uso ilegal del agua, menos regadío, depurar las aguas residuales y la eliminación de las pérdidas y el desperdicio de alimentos desde el origen centran las propuestas de los ecologistas.

‘Yo apoyo la economía circular’ resulta ser otro “tópico” vinculado con la incineradora de Valdemingómez, que, según los ecologistas, “quema residuos e intoxica a la población”. La recogida selectiva puerta a puerta de residuos, el compostaje y modelos de pago por generación de desechos son algunas peticiones de las organizaciones ambientales.

Tras la regasificadora de El Musel está la promesa de ‘yo apolo la seguridad energética’. Por el contrario, los ecologistas apuestan por las energías renovables, el desmantelamiento de plantas regasificadoras, el fin de las subvenciones a las calderas de gas y el límite a la publicidad y patrocinios de compañías de combustibles fósiles en acontecimientos e instituciones públicas.

‘Yo apoyo la conservación de los espacios naturales protegidos’ podría ser otra promesa que se escuche en la campaña electoral, mientras los ecologistas exponen el caso de la desprotección del archipiélago Chinijo. Estrategias de sostenibilidad, instrumentos de gestión con más participación pública y usos económicos supeditados a la conservación de los valores naturales están tras las peticiones de los ecologistas.

Por último, el octavo caso se refiere a ‘yo apoyo las energías limpias’, cuando hay proyectos de energías renovables sin planificación ni zonificación vinculante, lo que repercute a la biodiversidad y las poblaciones locales. Más proyectos renovables de proximidad, comunidades energéticas ciudadanas, eficiencia y ahorro energético en las ciudades y el autoconsumo aglutinan algunas propuestas de las organizaciones ambientales.