De esa manera se despejan las incógnitas surgidas en los últimos días sobre la posibilidad de que la intervención quirúrgica de cataratas a la que debería someterse la escritora vaya a efectuarse en España.

El martes pasado, Dulce María Loynaz acudió a la consulta privada del doctor Agustín Fonseca, jefe de Oftalmología del Hospital de La Paz, para hacerse un chequeo de ambos ojos, cuyos resultados no han trascendido, aunque cabe la osibilidad de que no se opere en absoluto, debido a su avanzada edad.

El precario estado de salud de Loynaz, de 91 años, que ya le impidió pronunciar su discurso de aceptación del premio en la Universidad de Alcalá de Henares, ha motivado su ausencia de varios de los actos de homenaje que se le tributaron durante sus dos semanas de estancia en nuestro país.

Además del chequeo realizado por el doctor Fonseca, la poetisa fue trasladada al Hospital de la Concepción el miércoles por la mañana debidoun resfriado, aunque los responsables del centro consideraron oportuno darla de alta en el mismo día.

A pesar de que inicialmente estaba previsto que Dulce María Loynaz se alojase en la Residencia de Estudiantes de Madrid, al igual que hacen numerosos intelectuales, los organizadores de su visita han estimado más conveniente que se estableciese en el Hotel Wellington, para que pudiesen estar cerca de ella un equipo de personas que la atendía constantemente.