Cabrera respondió así a las críticas que recibe su departamento por la ubicación de los CAD (Centros de Asistencia al Drogodependiente) en las zonas más deprimidas de Madid, decisiones que casi siempre han estado acompañadas de una fuerte oposición vecinal.

El gerente antidroga dijo que lo que no pueden hacer las autoridades es colocar un CAD en la lujosa urbanización de La Moraleja, situada en el municipio madrileño de Alcobendas, y decirles a los toxicómanos de La Rosilla, uno de los principales puntos de venta de heroína de Madrid, que se trasladen hasta allí a recibir su dosis de metadona.

A su juicio, los toxicómanos que viven en La Moraleja lo son "de puerts adentro" y no utilizan la red asistencial pública aunque, precisó, "tienen derecho a ella" porque por razones de imagen social no les interesa y porque "tienen dinero para rehabilitarse en la sanidad privada".