A los actos, que comenzaron pasadas las 11,30 horas, asistieron e Gobierno, salvo el ministro de Obras Públicas, José Borrell, de viaje oficial en Estados Unidos; los presidentes de las Cámaras parlamentarias, Tribunal Constitucional y Consejo General del Poder Judicial, y otras autoridades civiles y militares.

A las 11,32, con los sones del Himno Nacional, hicieron su aparición Don Juan Carlos, seguido de la reina Doña Sofía y, en tercer lugar, las infantas Cristina y Elena, y el presidente del Gobierno, Felipe González. El público asistente, varios centenares de ersonas, irrumpieron en aplausos.

En medio de aplausos, el Rey pasó revista a las tropas de los tres ejércitos, Guardia Civil y Guardia Real, que le rindieron honores. A continuación, el monarca saludó a los miembros del Gobierno y altas autoridades. No faltó un sonoro "¡Viva la Reina!" que fue secundado por buena parte del público.

Tras una breve pausa, la comitiva se dirigió hacia el monumento donde se encuentra la llama en honor a los que dieron su vida por España. Allí, flanqueando el paso, s encontraban dos secciones, alabarderos y la banda de música de la Guardia Real.

CORONA DE LAUREL

Don Juan Carlos subió las escaleras hasta la llama votiva, seguido del jefe del Estado Mayor de la Defensa, José Rodrigo, y el jefe del Cuarto Militar de la Casa Real, almirante Pool. En un solemne acto, una escuadra de la Guardia Real acercó al Rey la corona de laurel, tocada con una cinta con los colores de la bandera nacional, y Don Juan Carlos la colocó en el pedestal, frente a la llama.

A contnuación, la banda interpretó una marcha fúnebre mientras el Rey y los dos militares saludaban mano a la cabeza. Abajo, la Familia Real, Gobierno y demás autoridades contemplaban solemnemente la ofrenda.

Una vez acabados los honores, se procedió al desfile militar. Bajo el mando del coronel jefe de la Agrupación de Infantería de Marina de Madrid, Diego José Carrara, pasaron ante la tribuna de autoridades distintas unidades de la Guardia Real, los ejércitos de Tierra, Aire y la Armada, y la Guardia Civi, muy aplaudidas, especialmente las fuerzas de la Guardia Civil.

Después, la Familia Real y los componentes del Ejecutivo subieron a los automóviles oficiales que les conducirían al Palacio Real, donde Don Juan Carlos ofrecía una recepción con motivo de la Fiesta Nacional.