La Corona Española posé más de 30 títulos nobiliarios, que el Rey puede ceder si lo cree conveniente, salvo el Condado de Barcelona, que es inherente al Rey, y el Principado de Asturia, que es disfrutado por el heredero.

"El caso de don Juan de Borbón", explicó Peñafiel, "fue excepcional. Cuando renunció a sus drechos también lo izo al condado, pero lo único que pidió fue seguir utilizando el título, al que ya no tenía derecho".

Todos los ducados de ciudades españolas pertenecen a la Casa Real y pueden ser cedidos por el Rey, como sucede con los títulos que poseen sus hermanas, las infantas Pilar (duquesa de Badajoz) y Margarita (duquesa de Soria).

El primer conde de Barcelona fue Borrell II (947-992), que aprovechó un cambio dinástico en Francia para independizarse, no sometiéndose al vasallaje del nuevo monarca, Hugo Cpeto.

El Condado de Barcelona pasó a la Corona española tras la unificación del Estado, bajo el reinado de los Reyes Católicos. Desde entonces, todos los monarcas españoles han poseido este título.