Se trata de Dolores Vega Suárez, de 6 años, que vivía sola en un inmueble del número 88 de la calle Fuencarral, en el centro de Madrid. La casa presentaba un alto grado de deterioro, con mucha suciedad y abundantes excrementos caninos repartidos por todas las habitaciones.

Los agentes que sacaron el cuerpo de la casa explicaron que el cadáver estaba en un avanzado estado de descomposición y fue devorado casi en su totalidad por el perro. El rostro estaba muy desfigurado, sin ojos y apenas reconocible.

A primeras horas de la tarde, ls vecinos del inmueble avisaron a la centralita del 092 para advertir de la existencia de un fuerte olor procedente de la casa de la víctima, a la que no habían visto durante los últimos días.

Efectivos de la Policía Municipal y de los bomberos se trasladaron al lugar y estos últimos echaron la puerta abajo, tras comprobar que nadie respondía a las reiteradas llamadas.

Dolores Vega estaba tendida en el suelo, muy cerca de la entrada, y junto a ella estaba un doberman. El forense explicó que, segú los primeros indicios, la mujer había fallecido hace varios días de muerte natural. Posteriormente, el perro fue devorando sus restos para saciar el hambre que tenía.

Según el testimonio de los vecinos, Dolores tiene un hijo, aunque desconocen su actual paradero.

El animal permanecía a media tarde de hoy en unas dependencias de la Policía Municipal próximas a la Sección Canina. Allí estará con toda probabilidad hasta el próximo lunes, a la espera de que los empleados del centro de Cantoblanco seencarguen de su sacrificio.