La OIT reconoce que, si este colectivo no está cualificado, sus probabilidades son "muy escasas". Recuerda que el principio de igualdad de oportunidades "no se entiende ya como un asunto sanitario y social, sino como una faceta más de los derechos humanos fundamentales".

Para esta organización, la solución al problema pasa por la aproación de legislaciones que luchen contra la discriminación laboral e introduzcan programas de inserción en el mercado del trabajo.

Subraya que en la mayoría de los países hacen falta políticas que mejoren el acceso de las personas discapacitadas a la educación general y a la formación profesional.

Además se requieren escuelas especiales, instalaciones específicas y la aplicación de programas de ayuda al empleo y de protección a los puestos de trabajo de este colectivo.

La OIT remarca que ya e están produciendo avances en los países más desarrollados, puesto que las leyes han reducido las barreras discriminatorias de la educación.

Afirma, no obstante, que "la habitual falta de información sobre la situación laboral de los discapacitados impide formular políticas y programas que aborden con eficacia sus problemas de formación y empleo".

Añade que, en los casos en que esa información existe, se han desvelado altos porcentajes de desempleo en este colectivo, que se elevan mucho más en e caso de las mujeres discapacitadas.

También recuerda el caso de muchos trabajadores minusválidos de antiguos países comunistas, que, al amparo de estos regímenes, tenían puesto de trabajo pero ahora lo han perdido.

ESTRATEGIAS

Entre las estrategias que se están desarrollando en el mundo para atajar este problema, la OIT cita el caso de algunos países subdesarrollados (Etiopía, Ghana, Kenia, Malawi, Namibia, Uganda, India, Indonesia, Mongolia, Filipinas y Vietnam) que aplican la llamada 'rehabiitación de base local'.

Esta técnica consiste en que los beneficiarios adquieren destreza en algún oficio a través del aprendizaje con artesanos pertenecientes a su misma comunidad.

Por su parte, Dinamarca y Noruega promueven la integración de los discapacitados en la educación, la formación profesional y el empleo mediante la adaptación del ambiente administrativo y físico de las escuelas y centros de formación. También con la reelaboración de las tareas, para que puedan ser desempeñadas por ells.

Otra posibilidad es desarrollar programas de ayuda al empleo, como hacen Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Estados Unidos y algunos países europeos. De esta forma, se identifica a los trabajadores de este colectivo, se les busca empleo y se les presta apoyo técnico para su integración en la empresa.

Por último, la OIT hace una especial llamada de atención en relación con los discapacitados que son consecuencia de conflictos armados. Angola, Eritrea, Etiopía y Zimbabwe han creado centros especiles de rehabilitación y formación profesional para ex combatientes mutilados, pero la oferta todavía es insuficiente.