"Estamos al límite del mínimo que permite la estabilidad genética para el lince", dijo. "No se trata de conseguir que la población se mantenga en esta cifra, sino que nuestros esfuerzos se deben dirigir a aumentar el número de ejemplares que habitan en la comarca de Doñana".

Casas manifestó que a pesar de las medidas de protección implantadas en el parque, la carretera que une la aldea de El Rocío con la playa de Matalascñas, que atraviesa el parque nacional, sigue constituyendo la principal amenaza para el lince ibérico.

A su juicio, "este animal está más protegido en la zona que hace años, pero en cambio somos más conscientes de las amenazas que se ciernen sobre él". El director conservador de la reserva natural onubense considera suficientes los cien millones de pesetas que anualmente son dedicados a la protección del lince ibérico en Doñana.

En España habitan entre 1.200 y 1.500 ejemplares, de los cuales una arte importante viven en Sierra Morena. En el Parque Nacional de Doñana, 1989 fue uno de los años más trágicos para la especie, ya que murieron 5 linces atropellados.