Nadie quiere adelantar lo que puede ocurrir mañana e, incluso, algunos miembros destacados de UPN aseguran que, en princpio, no existe ningún punto en el orden del día destinado a evaluar las últimas declaraciones del presidente del Gobierno de Navarra, Juan Cruz Alli, y de su compañero político y alcalde de Pamplona, Alfredo Jaime.

Después de que Alli demandara la dimisión de Jaime por las sospechas públicas de irregularidades en el consistorio pamplonés, una ponencia interna de la formación regionalista concluyó que no se habían encontrado indicios ni pruebas de corrupción contra el alcalde. Basándose en este estudio la dirección del partido rechazó la posibilidad de exigir responsabilidades políticas a Jaime.

La tensión entre ambos dirigentes de UPN volvió a acrecentarse esta semana, cuando el jefe del Gobierno acudió al Parlamento con un extenso informe en el que indicaba que, de la gestión urbanística del Ayuntamiento de Pamplona, podían llegar a derivarse la comisión de los delitos de prevaricación y falsificación de documentos públicos, así como diversas irregularidades.

Estas manifestaciones fueron conestadas por el alcalde, su grupo municipal y la propia UPN, que ha reiterado su confianza política en Alfredo Jaime, a la par que calificaba de "disquisiciones jurídicas" las acusaciones de Juan Cruz Alli.

En este tenso ambiente, el Consejo Regional de UPN, máximo órgano entre congresos, mantiene en el orden del día de mañana, entre otros puntos, dos referidos al análisis de la actualidad política y al ambiente de sospecha de corrupción y actuaciones internas respecto a los cargos públicos de UPN.

Cualquiera de ambos temas podría ser utilizado por miembros del consejo para poner sobre la mesa algún tipo de propuesta de reprobación contra el presidente de la comunidad foral. El ambiente de malestar, incertidumbre y desorientación es palpable en el partido que gobierna Navarra.