La primera semana de enero, cuando entró en vigor la polémica ley, las distintas dependencias del Congreso de los Diputados no eran muy frecuentadas, pero ya se empezó a notar un aumento de la afluencia a las "salas de fumadores" ilegales que ya habían comenzado a funcionar desde que se prohibió el tabaco en la Cámara.

Una de las más transitadas, según informaron a Servimedia fuentes parlamentarias, es el despacho de un miembro de la Mesa y diputado del PP, al que suelen acudir a "echar un cigarro" y algún que otro puro algunos parlamentarios que no sólo son de su grupo.

En la zona de la prensa, el "humo" se concentra también en un par de dependencias ya conocidas y utilizadas por buena parte de los fumadores del gremio.

Los edificios habilitados en la última ampliación del Congreso, en los que se han situado las nuevas dependencias institucionales de la Cámara y los despachos de los grupos parlamentarios, que han realizado la mudanza a lo largo del mes de enero, ofrecen también alguna posibilidad de eludir la ley antitabaco.

Los trabajadores del Congreso llevan cierta ventaja a los empleados de aquéllas empresas en las que no se ha prohibido fumar hasta el pasado 1 de enero, ya que desde que comenzó la legislatura, gracias a la tarea contra el tabaco emprendida en la anterior por varios diputados de la Comisión de Sanidad, ya no se podía fumar en la Cámara Baja.

Una parte de la cafetería y una zona habilitada en la primera planta del edificio de ampliación del Congreso eran las estancias reservadas para los fumadores que no quisieran salir al patio, convertido desde entonces en espacio de recreo y conversaciones para diputados, periodistas, ujieres, y el resto de los trabajadores de las Cortes.

No obstante, este año los fumadores ya no disponen ni de estos espacios, por lo que se ven obligados a salir al patio o arriesgarse a encender el cigarro en alguno de los despachos y confiar en no llamar la atención del presidente o del jefe de prensa del Congreso.