Romero fue uno de los veinticinco militantes que cada noche se enfundan el traje de faena, que consiste en una simple camiseta con la inscripción "Juega limpio con Cuba".

El parlamentario dio muestras del dominio de la barra y, al grito de "¡Oido cocina!", sirvió medio centenar de tortillas de patatas, ante el asombro de muchos malagueños, clientes ocasionales de la caseta, que jamás podrían haber imaginado a un diputado haciendo las funciones de camarero.

Rmero, que concluyó su turno a las seis de la madrugada después de haber limpiado la caseta y ordenado las mesas y sillas, no quiso entrar a valorar los principales temas políticos del país, porque "esta noche", dijo, "hay que divertirse, aunque me toque detrás de la barra".

"Los claveles", que así se llama la caseta comunista, se ha convertido en los últimos años en uno de los lugares más concurridos de la feria, ya que a los moderados precios se une una original cocktelería, "El rincón cubano", en laque se preparan variados combinados de ron, siendo la estrella el daikiri y el cocktel "Fidel".

En "Los claveles" sólo se ofrece música en castellano, flamenco, malagueñas, verdiales y sevillanas, incluyendo en esta edición ferial canciones de ritmo salsero, especialmente de autores cubanos.

"Este año me ha tocado estar dos noches en la barra", dijo Romero, quien se hizo acompañar durante toda la noche por su mujer e hijos, que también colaboraron en el servicio de restauración.

Por la caset del PCE pasarán este año varios miles de malagueños, que dejarán unos beneficios para el partido cercanos a los dos millones de pesetas. "Nuestro éxito económico es que los militantes no cobramos por estar detrás de la barra", manifestó Romero.