El equipo se instalará en el interior de Ruanda, concretamente en Cyangugu, cerca de la localidad zaireña de Bukavu, punto neurálgico para la preparación del retorno de los refugiados.

Los voluntarios montarán un campo de tránsito para dar asistencia sanitaria a los miles de refugiados que cruzan la frontera desde el Zaire. Uno de los logistas se instalará en la capital de Ruanda, Kigali, para ocuparse de hacer llegar al equipo todo el material necesaro.

Según Médicos sin Fronteras, en estos momentos la situación en el terreno es de gran incertidumbre ante la próxima retirada de las tropas francesas de la denominada "zona de seguridad". Hay claros indicios de que pueden reiniciarse combates, tanto por parte del FPR como del antiguo Ejército hutu exiliado fuera de las fronteras.

Las tensiones militares, la falta de garantías de respeto de los derechos humanos para la población civil en Ruanda, así como el inicio de la época de lluvia hacen teme nuevos combates, éxodos masivos y sufrimientos para los refugiados ruandeses, según la organización.