Estas diez firmas son Telefónica, Iberdrola I, Banco Central, Banco Hispano, Banco Santander, Banco Popular, Unión y El Fénix, BBV, Repsol y Endesa, que acaparon 794.515 millones de pesetas de un total de 1,65 billones invertidos por el capital extranjero en bolsa.

Telefónica recibió inversión foránea por valor de 173.710 millones de pesetas, un 10,5 por cien del total, aunque ese puesto de líder es consecuencia de su amplia presencia en los mercados bursátiles internacionales, que le permitecaptar más facilmente recursos exteriores.

A continuación se situó Iberdrola I, la sociedad resultante de la fusión de Iberduero e Hidrola el año pasado, que absorbió inversión exterior por valor de 107.862 millones de pesetas.

Telefónica e Iberdrola captaron la mayor parte de estos recursos en Gran Bretaña y Estados Unidos, aunque también obtuvieron financiación exterior en mercados como el japonés, alemán, suizo, francés y belga.

El "ranking" de las diez empresas preferidas por los inversoes extranjeros en cartera se completó con el Banco Central (76.600 millones de pesetas), seguido del Hispano (69.518 millones), Santander (67.928), Popular (65.365), Unión y el Fénix (63.831), BBV (60.830), Repsol (56.737) y Endesa (52.134).

Eléctricas, constructoras, bancos y empresas concesionarias de monopolios del Estado engrosan, principalmente, la lista, de las sociedades españolas participadas en bolsa que obtuvieron inversiones del exterior el año pasado.

Es el caso de Sevillana de Electrcidad (37.789 millones), Unión Fenosa (33.094) y Fecsa (23.979) en el área de la producción de energía; de Dragados (26.738), Vallehermoso (25.058), Focsa (19.357), Cubiertas y MZOV (18.049) y Uralita (17.925) en el de la construcción; y Tabacalera (44.585) en el de sociedades estatales.

PREFIEREN LA RENTA FIJA

Los valores que más interesaron a los inversores extranjeros fueron los títulos de renta fija, debido principalmente a la menor confianza en las espectativas de las empresas y a los mayores bneficios fiscales de estos títulos.

También refleja la ralentización de la economía y la caida de la actividad empresarial el hecho de que la inversión en renta variable de empresas cotizadas en bolsa sufrieran un freno en el ritmo de crecimiento hasta situarse en niveles similares a los de 1990.