Los líderes sindicales ofrecieron hoy una rueda de prensa para manifestar que están todavía "en el escenario del acuerdo", aunque dejaron claro que, al día de hoy, cuando sólo quedan cuatro días para que termine el plazo que se fijaron para egociar, las diferencias son "abismales" y "nos invade un enorme pesimismo en relación con el desenlace final de este proceso", según dijo Méndez.

También pidieron al Gobierno "que diga claramente que va a estarse quieto" y que no legislará unilateralmente una reforma laboral si no hay acuerdo; y mostraron su deseo de mantener una reunión pública con el presidente del Gobierno, José María Aznar, "donde le exigiremos que no meta la mano en este asunto". Advirtieron al Ejecutivo de que si legisla, su deisión tendrá repercusión en las urnas.

Fidalgo dijo que, pese a las notables diferencias con CEOE, el proceso de diálogo no está agotado para los sindicatos. A su juicio, "habría que aprovechar el tiempo y conseguir el acuerdo", porque recalcó que las reformas acordadas son más equilibradas, se aplican mejor, y favorecen el clima económico y social y, por tanto, el crecimiento económico.

Pero los sindicatos están a la expectativa de lo que decida la CEOE en los próximos días y en la reunión de sucomité ejecutivo del martes, día 27, porque, en su opinión, "quien ha dicho que es su última propuesta es quien tiene que mover ficha", afirmó Méndez, para la oferta de la patronal no responde ni en lo mínimo a lo que espera la sociedad, que es la búsqueda de fórmulas para reducir drásticamente la temporalidad.

Los responsables sindicales, que insistieron en que el acuerdo pasa necesariamente por medidas para reducir la precariedad, aseguraron que sus propuestas son "muy equilibradas", mientras que la de la CEOE sólo persiguen abaratar el despido y debilitar los derechos sociales, basando la competencia de las empresas en la precariedad y la reducción de costes y "cargándose" la negociación colectiva.

Para el líder de UGT, la propuesta de la CEOE "no parece que esté encaminada a la búsqueda sincera de un acuerdo, sino a desconectar la máquina de la negociación y del acuerdo". Indicó que, aunque la oferta de la CEOE va dirigida formalmente a los sindicatos, en la práctica es "la planilla de deberesque la patronal quiere endosar al Gobierno".

Méndez y Fidalgo rechazaron la posibilidad de alcanzar pactos parciales o un acuerdo de mínimos con la CEOE sobre la reforma laboral, y descartaron también una prórroga del plazo de negociación, porque el problema no es de tiempo. "Tras el 28 de febrero viene una jornada laboral, pero siempre que haya algo que discutir con sustancia", dijo Fidalgo, porque "para que el caldo sepa a algo tiene que tener sustancia".

MOVILIZACIONES

Los responsables sindiales anunciaron que llevarán a cabo una intensa campaña informativa y de movilización interna masiva, con asambleas conjuntas en las empresas que concretarán los próximos días, y explicaron que el fin de esta campaña es legitimar las posiciones de los sindicatos en la negociación y "movilizar para el acuerdo". Advirtieron de que si no hay acuerdo, la negociación colectiva se endurecerá.

Fidalgo y Méndez dirigieron también parte de su intervención al Ejecutivo, al que pidieron que diga claramente que n acometerá una reforma laboral unilateralmente si no hay acuerdo entre sindicatos y empresarios, y que deje de lanzar mensajes en esta línea, porque cada vez que lo hace introduce elementos de desánimo hacia el acuerdo en la patronal.

Méndez, que cree que el Gobierno ha hecho un flaco favor al diálogo entre empresarios y sindicatos con sus declaraciones, afirmó que cada vez que el Ejecutivo dice que va a legislar "está metiendo una bomba lapa en el diálogo social". "El Gobierno debe reflexionar que caa vez que alguien ha legislado en materia laboral, nos han jodido, como se dice vulgarmente, y nosotros queremos negociar con los empresarios", aseguró.

Los dirigentes sindicales advirtieron al Gobierno de que, si legisla, puede provocar un cambio en el clima social, "y eso tiene repercusión en las urnas", afirmó Méndez. En la misma línea se expresó Fidalgo, quien dijo que "este país no quiere grescas, y el Gobierno tiene que someterse cada cuatro años a las urnas".