En un comunicado, esta sociedad médica afirma que el anciano, por las características inherentes al envejecimiento (cambios fisiológicos, fragilidad etc.) presenta un mayor riesgo de enfermar por el tabaco.

De la mortalidad atribuible al tabaco, tres cuartas partes son debidas a cuatro enfermedades: cáncer de pulmón; EPOC, cardiopatía isquémica y enfermedad cardiovascular. Todas ellas con gran prevalencia en el nciano, e incluso es en este grupo de edad dónde se van a diagnosticar o comienzan a identificarse como enfermedades agudas o como empeoramiento de patologías crónicas ya conocidas.

Recuerdan que dejar de fumar a cualquier edad produce beneficios muy importantes para la salud. En el caso específico de los ancianos que llevan décadas fumando, abandonar este hábito nocivo puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, pulmonares o de cáncer.

Los geriatras recomiendan que, ya que los pacintes mayores visitan al médico o algún centro sanitario varias veces al año y en un porcentaje mayor al del resto de la población, sería conveniente que los médicos y los profesionales sanitarios les aconsejarán el abandono del cigarrillo.