Según AI, esta Conferencia "debe reconocer oficialmente la responsabilidad gubernamental en todas las violaciones de derechos humanos cometidas por sus fuerzas contra mujeres" y admitir que "todas las normas internacionales de derechos humanos se aplican a las mujeres, y debe proponer medidas concretas para promover sus derechos".

Amnistía considera a las mujeres, en un informe, "víctimas invisibles de los noventa", sujetas a violacions que muchas veces surgen "de una discriminación fuertemente arraigada o de una represión de su activismo, además de ser víctimas de sangrientas guerras y conflictos".

Este informe de Amnistía Internacional está distribuido en tres apartados: Las mujeres y la guerra, Las mujeres como activistas y Las mujeres en peligro.

AI expone que las mujeres que huyen de las guerras constituyen el 80 por ciento del total de los refugiados y, al igual que sus compañeros, mujeres activistas, abogadas y sindicalstas son encarceladas y, en ocasiones, por su condición "son sometidas a formas especialmente crueles de hostigamiento, tortura, malos tratos o vejaciones".

La organización internacional señala que, "hasta el momento, los gobiernos han hecho más o menos caso omiso de las violaciones de derechos humanos contra las mujeres, y en ocasiones incluso han permitido abiertamente que sus policías o sus soldados llevaran a cabo torturas o violaciones".

En determinados países, por motivos políticos o religisos las mujeres sufren también situaciones extremas que en muchos casos no trascienden. "En ellos mujeres son violadas bajo custodia, obligadas a someterse a pruebas de virginidad llevadas a cabo por policías o flageladas por violar los códigos indumentarios", señala AI.

Según el informe de la organización defensora de los derechos humanos, cada vez hay más mujeres que luchan por sus derechos como opositoras políticas, sindicalistas o activistas de los derechos humanos.

La organización cita el cao de la doctora Manorani Saravanamuttu, madre de un periodista secuestrado y muerto en Sri Lanka en 1990, que ha creado y encabeza un movimiento de unas 25.000 madres de "desaperecidos" de Sri Lanka, pese a ser amenanazada continuamente.

Manorani Saravanamuttu declaró en una entrevista: "Esperan que te acurruques en un rincón y te mueras de miedo. Las mujeres están diciendo: 'en casa nos volvemos locas a solas con el dolor'. Ahora, al menos, estamos haciendo algo".