Desde 1982, la deuda externa ha crecido en un 60 por ciento en los países del Tercer Mundo. En el Africa subsahariana se ha duplicado y en los países más pobres ha aumentado en un 15 por cien.

Este fenómeno está provocando un efecto "boomerang" que se traduce en un aumento de la economía del narcotráfico y un deterioro del medio ambiente, según las mismas fuentes.

BANCO MUNDIAL Y FMI

Además, algunos préstamos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI) no sonasignados a ningún fin en particular, aunque pueden figurar en los libros del país deudor. Este dinero sólo sirve para pagar intereses de la deuda y termina en los bancos de los países desarrollados del norte.

Esto, a juicio de la organización pro-desarrollista, supone uno de los grandes escándalos de la década, ya que los bancos obtienen beneficios fiscales haciendo préstamos a estos países con graves problemas de endeudamiento, y de esa forma las entidades crediticias consiguen un alivio impositivo unque los deudores no reciben ninguno.

En realidad, en la última década, el equivalente de seis Planes Marshall han sido pagados por los pobres a los ricos. La economista Susan George considera que tanto el Banco Mundial como el FMI no tienen plan alguno para dos tercios de la humanidad. En su modelo de vida no caben los del sur y algunos de los que viven en el norte simplemente desean que esas personas desaparezcan.

"DEUDA ODIOSA"

La Coordinadora de ONGD, a través de otra economista, Patricia dams, señala que durante mucho tiempo se ha estado prestando dinero en nombre de los pueblos sin tener en cuenta sus deseos ni valores.

Una deuda que no se usa para el interés legítimo del Estado es una "deuda odiosa". Este término lo usó por primera vez EE.UU. para repudiar las deudas de Cuba con España cuando esta perdió su última colonia en la guerra. Defendían que España había prestado ese dinero sin el consentimiento cubano y que, además, fue utilizado para reprimir la rebelión de los cubanos conra el pueblo español.

Parte de la deuda externa del Tercer Mundo con el Banco Mundial, según procedimientos legales, es una "deuda odiosa", señala Adams. El Banco Mundial, dice, se dedica al negocio de financiaciones deficitarias y, dada su estructura, no tiene que rendir cuentas ni a la gente que lo financia directamente ni a los que obtienen préstamos de él.