Los detenidos estaban perfectamente coordinados y cambiaban continuamente de hotel para evitar a la policía. El botín diario que conseguían podía superar los 14.000 euros y los justificantes hallados indican que habían enviado a Rumanía al menos 300.000 euros.

Los tres detenidos estaban en situación irregular en España y sin antecedentes policiales. Llegaron el pasado 25 de noviembre y tenían billete para marcharse en los días que fueron arrestados.

La investigación fue llevada a cabo por agentes de la comisaría del distrito de Salamanca, en colaboración con distintos departamentos de las Brigadas Central y Provincial de Policía Judicial y con las entidades bancarias afectadas, que determinaron los perfiles de los sospechosos, su forma de actuación, la zona en la que se movían y el horario, siempre a partir de las 6 de la tarde.

Un dispositivo de vigilancia en las entidades bancarias permitió detectar a un individuo que en diferentes cajeros hizo varios reintegros con distintas tarjetas que no tenían logotipo de entidad bancaria alguna.

Ion Vasile T. fue detenido e identificado y le fueron intervenidas 15 tarjetas blancas, 1.700 euros y una Visa a nombre de un ciudadano extranjero. En cada extracción obtenía 250 euros, lo que da una idea de la magnitud de dinero que podía obtener en un día.

Los agentes acudieron de inmediato al hotel en que se alojaban el detenido y sus compinches, pero éstos ya se habían marchado. Las especiales medidas de seguridad que tomaban, con múltiples llamadas de control, les indicaron que algo había pasado y que, como hacían habitualmente, era necesario cambiar de alojamiento.

Los investigadores localizaron el nuevo hotel y dos días después detuvieron a Ciprian G. Y Dumitru Viorel T., a los que les fueron intervenidos 2.155 euros, 25 tarjetas blancas con banda magnética, documentaciones falsas y anotaciones manuscritas de extracciones realizadas y de control de tarjetas.

En el registro de la habitación del hotel que ocupaban los detenidos se incautaron 44.875 euros en metálico, justificantes de transferencias a un banco rumano que rondan los 300.000 euros, documentos y efectos, 32 tarjetas blancas más y otros documentos que aclaran su "modus operandi" y la misión que en el grupo tenía cada uno.