Dos de los dtenidos son los máximos dirigentes de la secta, Vicente Lapiedra y Manuel Gómez, que se encontraban huídos de la justicia. La detención se produjo ayer tras las investigaciones conjuntas de la Guardia Civil de Murcia y Valencia.

Ambos líderes habían sido condenados por un tribunal de Barcelona a penas de 10 y 9 años de prisión, respectivamente, por delitos de intrusismo profesional e inducción a la prostitución, tras la desarticulación de la secta, que operaba en esta ciudad. Posteriormente, el Tribunl Supremo confirmó las condenas.

Los otros detenidos son José Antonio R.F., Antonio R.B., Narcios L.P. y Angel L.M., todos ellos relacionados con la secta. Los seis fueron encontrados en una habitación del sótano del chalé cuya entrada estaba escondida tras un armario.

La policía se incautó de abundante material pornográfico heterosexual y homosexual, cintas de vídeo y diversos documentos falsificados. También hallaron más de 3 millones y medio de pesetas en metálico y un vehículo Renault 25 con atrícula de Barcelona propiedad de otro de los reclamados por la justicia por el mismo caso, Ricardo Clavero.

Los dos cabecillas detenidos fueron condenados junto a Ricardo Clavero y José Luis Isern el 10 de mayo de 1993 a penas que ascendían a 37 años de prisión. Los cuatro huyeron después de que el Supremo ratificara las condenas. Los otros cuatro detenidos hoy están acusados de un delito contra la Administración de Justicia y otro de asociación ilícita.

Según fuentes de la Audiencia de Barceloa, la Guardia Civil seguía la pista de los máximos responsables de la secta Ceis desde hacía algunos días, después de saber que se encontraban en Murcia. Ambos serán puestos a disposición del Juzgado de Lorca en los próximos días y posteriormente ingresarán en prisión para cumplir la sentencia impuesta.

Según quedó demostrado en el proceso, los dirigentes de la secta se presentaban a los futuros miembros como psicólogos sin poseer la titulación correspondiente. Posteriormente, con técnicas de control ental, conseguían que rompieran sus vínculos familiares y sociales y que dependieran exclusivamente de la organización.

Cuando los miembros de la secta no disponían de recursos económicos suficientes para cubrir los gastos que suponía la pertenencia a Ceis eran inducidos a la prostitución, con lo que contribuían al enriquecimiento de la cúpula del grupo.