El pasado mes de enero, la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid tuvo conocimiento de varios robos cometidos en cajeros automáticos situados en calles de la capital, ascendiendo el valor de lo sustraído a 216.400 euros.

Los robos fueron cometidos siguiendo un mismo procedimiento: el autor accedía al interior del habitáculo del cajero automático por medio de una tarjeta de crédito o bien aprovechando que la puerta estaba abierta.

Acto seguido procedía a la apertura de la puerta que da acceso a la sucursal con una llave maestra y a la desactivación de las claves de la alarma. Después se dirigía a la zona posterior del cajero automático y tecleaba una combinación que le permitía acceder al interior de la caja fuerte, donde se encontraban el dinero en metálico y los sobres de ingresos.

Los policías centraron su investigación en personas que tenían conocimiento exhaustivo del procedimiento de trabajo y de los protocolos de seguridad, con una posible participación o colaboración de algún empleado de las entidades bancarias o de las empresas encargadas de la reparación de los cajeros afectados.

LLAVE MAESTRA

En el mes de abril, los agentes volvieron a tener conocimiento de nuevos robos, si bien ahora el autor aprovechaba el momento en el que los cajeros eran reparados para tener acceso al dinero. Los responsables de las sucursales bancarias se percataban pasados unos días del descuadre en las cantidades en efectivo.

Tras la comisión de estos nuevos delitos, los policías concluyeron, a la vista de los indicios, que el autor era un empleado de la empresa que realizaba las reparaciones.

Las sospechas se centraron concretamente en un individuo que realizaba la mayor parte de estos trabajos y que no había cumplido el protocolo de actuación de la empresa de seguridad, que contempla como preceptivo redactar un parte de incidencias tras cada una de las intervenciones.

Realizadas las comprobaciones oportunas, se averiguó que Manuel A.S., vigilante de seguridad, había actuado en todas las reparaciones en las que se había notado un descuadre de dinero, por lo que fue arrestado.

En el momento del arresto, el detenido portaba entre sus efectos una llave para la apertura de cajeros automáticos, a pesar de que sólo podía llevarla en horas de trabajo.

Ya en dependencias policiales, Manuel A., que no tiene antecedentes penales, reconoció los hechos que se le imputan y fue puesto a disposición judicial.