Días pasados un reponsable de una entidad bancaria denunció en la comisaría de Barajas que un empleado de la sucursal del aeropuerto había sido objeto de robo. La víctima había explicado que cuando se dirigía a la oficina situada en la zona de tránsito, se había sentido indisuesto, por lo que se trasladó a los servicios con la intención de refrescarse la cara. Portaba un carro con una caja de caudales que contenía 13.862.542 pesetas.

El empleado le había asegurado que perdió el conocimiento durante cinco minutos y cuando despertó comprobó que alguien había forzado la caja de caudales llevándose el dinero.

Las primeras gestiones hicieron dudar a los funcionarios que se encargaban del caso de la veracidad de lo sucedido. Además en la declaración del empleado observaronnumerosas contradicciones. Los agentes pudieron comprobar que el hombre era adicto a los juegos de azar y tenía bastantes deudas.

Tras presentar de nuevo declaración, Javier terminó por reconocer que no había tenido lugar el robo, sino que él se había apropiado del dinero. Parte del mismo, unas 700.000 pesetas, las había gastado ese día en el Casino de Madrid.

Según la nota policial, el detenido aseguró que el resto del dinero lo destruyó cuando sospechó que la policía no le había creído. Parte dl mismo la tiró, después de trocear los billetes, al caminón de la basura y se quedó con 25.000 dólares, que finalmente quemó en su domicilio.

El detenido aseguró que en la caja ya faltaban 1.200.000 pesetas que gastó en el mes de julio en el Gran Casino de Madrid. Los funcinarios localizaron en su domicilio señales inequívocas de haber quemado algo sobre una tapadera de cocina.