Las pesquisas policiales, que culminaron con la detención de un empleado de 39 años cuya identidad no ha sido revelada por la policía, comenzaron hace más de seis meses, después de que fueran presentadas varias denuncias por la desaparición de pequeños envíos procedentes de Zaragoza o con destino a Zaragoza.

La policía valora en unos diez millones de pesetas los efectos recuprados. La devolución de los mismos será sencilla en los casos de piezas marcadas con el cuño de los fabricantes de joyería de origen, pero se complicará en los casos de objetos sin cuño o por los que no se puso denuncia.

El inculpado, que trabajaba en Seur desde hace tres años, tenía escondidas joyas en una vivienda rural de la localidad de Nuez de Ebro y en una bolsa de plástico que ocultaba entre piedras en la ribera del río Ebro.

La investigación policial se centró desde un principio en las pesonas que tenían acceso al almacén donde se guardaban los envíos y se fue estrechando a medida que se acumulaban las pruebas. Cuando el trabajador fue detenido el pasado martes, confesó de inmediato su responsabilidad.