Los detenidos, a los que se atribuye más de medio centenar de robos de este tipo, utilizaban medios artesanos con los que realizaban una pequeña perforación en la puerta de la habitación, a través de la cual introducían un artilugio con el que desbloqueaban el mecanismo de cierre de la puerta por dentro. Una vez realizado el "trabajo", tapaban con masilla del mismo color que la puerta el orificio que dejaban a nivel de la cerradura.

La pareja se alojaba previamente en el hotl elegido, solicitando habitaciones de plantas altas, con lo que se reducía el riesgo de levantar sospechas y ser vistos. Además, les permitía controlar el recorrido del ascensor.

A la hora de facilitar los datos para alojarse, daban identidades falsas apoyadas con documentación extranjera. Vestían de forma impecable, hablaban varios idiomas para hacerse pasar por turistas e incluso alquilaban vehículos de gama alta para sus desplazamientos. Ambos tienen antecedentes por estafa y falsificación de docuentos.