Manuela Heras Uriel, esposa del detenido y que figuró como secretaria del consejo de administración de Establecimientos Alfaro, aunque ahora no ocupa este cargo, se negó a hacer declaraciones a la agencia Servimedia: "estuve en la boda porque era la boda de mi hijo, pero no le puedo decir otra cosa. Por favor, no me pegunte nada porque no le voy a decir nada más".

La policía judicial detuvo al empresario ayer, sobre las seis de la tarde, a la salida de la madrileña iglesia de San Manuel y San Benito, donde actuó como padrino de la boda de su hijo, aunque una vez celebrada la ceremonia no se le permitió acudir al banquete.

Los invitados apenas se percataron de la detención aunque, según informó a Servimedia uno de éstos, Benedicto Alfaro los reconoció dentro del templo ya que se encontraban en la Audiencia Naconal, días atras, cuando el empresario acudió a prestar declaración.

UNA BODA MUY NORMAL

La ceremonia, que fue oficiada por un sacerdote no adscrito a la citada parroquia, transcurrió con "normalidad, fue muy bien", según explicó a Servimedia uno de los curas de la parroquia, que se negó a facilitar más información.

Alfaro no opuso resistencia a la policía y fue trasladado a la comisaría de Canillas, donde se cambió el "smoking" de la boda por un traje normal. Posteriormente ingresó en la prisin de Carabanchel mientras su abogado, Santiago Lago, permaneció toda la noche diseñando la defensa.

El auto que ordena la prisión de Alfaro está relacionado con las diligencias por presunta estafa y delito fiscal abiertas tras el suicidio, el pasado 4 de mayo, de su intermediario financiero Baltasar Egea, quién antes de morir mató a su mujer y a su único hijo y dejó varias cartas en las que responsabiliza a Alfaro de su ruina económica.

Según las citadas cartas, Egea prestó dinero a Alfaro, que éte nunca le devolvió porque se amparó en que era dinero negro, por lo que el fallecido nunca pudo pagar a sus acreedores. El pasado 3 de noviembre el empresario fue llamado a declarar por el juez Moreiras. Dijo entonces que Egea había falsificado su firma y la de su hija en letras financieras que tenían un valor de 1.200 millones de pesetas.

También declaró que conoció al intermediario en 1989, cuando este último se le ofreció para actuar como tal. En 1991 recabó sus servicios porque le ofrecía mejor inanciación que los bancos, a un interés un punto más bajo.

Sin embargo, el juez contaría con una declaración inesperada, la de María Jesús Chicharro, exempleada de Egea, y que negó la falsificación de las firmas, ya que dijo ser la que escribía las letras a máquina y un botones las trasladaba a las oficinas del grupo Alfaro para que fueran devueltas con la firma del empresario o su hija. Posteriormente, padre o hija acudían por la oficina de Egea en fechas que coincidían con el libramiento de las letas y salían de allí con sacos llenos de dinero en efectivo.

A juicio del abogado de Alfaro, Santiago Lago, "Moreiras ha decretado el auto de prisión basándose en una declaración absolutamente abstracta de una antigua empleada".

HOMBRE HECHO A SI MISMO

Benedicto Alfaro es el prototipo de empresario "hecho a sí mismo". Hijo de viuda propietaria de dos tiendas de ultramarinos, compaginó sus estudios desde niño con el mostrador del negocio de su madre. Sin embargo, fueron los años 60 los que marcarn un hito en su vida, cuando concibió y puso en marcha su cadena de supermercados.

Dueño de una cadena de supermercados que mueven 30.000 millones de pesetas al año (Establecimientos Alfaro), Benedicto Alfaro es también uno de los mayores propietarios de suelo comercial de la Comunidad de Madrid, que controla a través de Promociones Alfaro S.A.

Igualmente, se ha introducido en el sector de la informática, con las empresas Soluciones Informáticas para la Distribución S.A (Soinsa) e Ingeniería Infomática para la Distribución (I and D), y en el de la sanidad, con la empresa Hispano Francesa de la Salud. Ha creado también la Fundación Benedicto Alfaro.