Además, indicó que la desnutrición es una enfermedad curable y previsible, por lo que apremió a los ministros de Agricultura del G-8 a mirar más allá de la reforma agraria y a que no pongan trabas a los avances necesarios para frenar la mortalidad infantil en medio de la crisis alimentaria.

"Sería irresponsable asumir que la crisis alimentaria ha sido un acontecimiento aislado. Si no tomamos medidas desde ahora, los todavía altos precios de los alimentos básicos condenarán a millones de niños a la espiral de pobreza y malnutrición", añadió.

En este sentido, Acción contra el Hambre instó a estos dirigentes a tomar medidas inmediatas y concretas contra la desnutrición y reconocer que ésta se encuentra estrechamente relacionada con la agricultura y la seguridad alimentaria.

Además, los ministros de Agricultura deben confirmar el compromiso del G-8 con la Alianza Mundial para la Agricultura, la Seguridad Alimentaria y la Nutrición, y tienen que abordar el desafío de la nutrición en la declaración final que recibirán los jefes de Gobierno y Estado del G-8.